Capturar al Chapo. La caga el gobierno de nuevo.

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Agarraron al Chapo. ¡Música maestro, fanfarrias por favor! El gobierno federal la vuelve a cagar.

La publicidad oficial nos dirá que éste es un gran golpe contra el crimen organizado, que con ésta captura se está dando pasos firmes en la dirección correcta, que el fin del narco y la violencia están cerca. Nos volverán a mentir. 

 Aquí algunos prietitos en el arroz sobre la captura del Chapo:

¿Bajará la demanda por sus productos en el mercado? No. La demanda de drogas va a la alza y no depende de que se saque al Chapo de la jugada.

¿Se eliminó al Cártel de Sinaloa? No. El Cártel sigue vivito y coleando, como lo estuvo cuando capturaron a sus predecesores. Creer lo contrario es como creer que Apple se acabó con la muerte de Steve Jobs.

¿Se acabará la narcoviolencia? No. Incluso es probable que aumente. 

Es una película que hemos ya visto una y mil veces. Se corta la cabeza del monstruo y salen 2, 7 ó 12 cabezas más. Cada lugarteniente ya se vio y cree que ahora él puede ser El Jefe, forma su grupo y trata de imponerse a los demás por la vía del cañón. Más sangre en las calles. 

 Bueno, carajo, ¿mejorará esto nuestra relación con los gringos? ¿Subirá el peso frente al dólar? ¿Tendremos los mexicanos más lana en la bolsa? ¿Se irán las autodefensas a dormir a sus casas? ¿Bajará el secuestro, las violaciones, el derecho de piso? No, tampoco, menos. 

 Atrapar al Chapo es sólo un paso más en la dirección equivocada, es seguir haciendo lo mismo y esperar resultados diferentes, es taparle el ojo al macho. 

 Para acabar con una organización criminal, de nada sirve eliminar a su líder pues siempre habrá quien tome su lugar. Es a la base a la que hay que combatir y esa no se combate con aprehensiones espectaculares sino pequeñas y discretas. 

 Hay que capturar al sicario, al distribuidor del narquito de la esquina, al recolector del dinero, a los mandos medios, al blanqueador, al operador financiero. Es ese el punto flaco de la estructura.

Si se cortan los cables entre la base y la cúpula, la organización se colapsa. 

 Sin sicarios no hay quien ejerza la disciplina, ejecute al rival o proteja la estructura. Sin distribuidores no hay como llevar la droga a la calle y sin recolectores no hay como llevar el dinero a los jefes. Sin mandos medios no hay quién transmita las órdenes. Sin blanqueadores y operadores financieros no hay qué hacer con el dinero ni donde guardarlo ni como recuperar el que ya está en cuentas de banco. 

 Ahora que si de verdad quiere atacarse el problema, entonces lo que hay que hacer es cerrar el negocio y eso sólo se hace legalizando el producto.

No, guardar al Chapo en lo más profundo de Almoloya no sirve de nada y sólo demuestra que el gobierno sigue empeñado en la misma estrategia de siempre que no ha funcionado nunca. Guardar al Chapo es seguirla cagando.

Published by Alberto Mansur

For over 20 years he was a lawyer advising corporations, human rights and humanitarian aid non-profits, and foreign clandestine services. Only the Dead Know Peace is his debut novel for the English-speaking market. His first novel, LO QUE MATA NO ES LA BALA, was published in Mexico and named noir book of the year. He leads the US west coast chapter of a global humanitarian aid and disaster relief non-profit. He lives and surfs in California.

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