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Aquí una lista de lo muy mucho que yo como mexicano tengo por festejar hoy. Verás que le faltan muchas cosas. Sin pena, súmale las tuyas. 

Yo festejo:

Los «buenos días» que entre extraños nos deseamos en las mañanas. 

La tacita de azúcar (o las tortillas o las cervezas) que regalamos a nuestros vecinos. 

Agustín Lara, Caifanes, Cafe Tacvba, Molotov. 

El mole, los chilaquiles, los tacos, los sopes, las flautas, las tlayudas. 

El tequila y el mezcal. 

La educación laica, científica y gratuita. 

La libertad de pensar, decir, escribir o ser lo que te venga en gana. 

El juicio de amparo.

La mano amiga que se tiende lo mismo en la desgracia que en la alegría. 

La cascarita de domingo en la cuadra. 

El café de olla. También el de velorio con piquete. 

Amado Nervo, Octavio Paz, Carlos Fuentes. 

El Palacio de Bellas Artes, el de Correos.  

La Catedral del DF, la de Taxco, las muchas otras. 

La nieve de coco en Acapulco, las jícaras con y sin tepache. 

El Chavo del 8, Pedro Infante, Chabelo. 

Los chistes de Pepito.

La palanqueta de nuez, la de pepita.

Rivera, Tamayo, Siqueiros, Orozco, Khalo, Varo, Cuevas, Corzas, los dos Coronel, Macotela. 

Los albures, los piropos. 

El huapango. 

Los Jarritos y las Chaparritas. 

CU

Trino, Calderón, Abel Quezada. 

La Bamba. 

Los churros sopeados en chocolate caliente. 

El pan dulce. 

La TV a color. 

Cantinflas, Tintan, Clavillazo.

La lucha libre.

El queso Oaxaca y, Oaxaca. 

El mariachi.

El Chicharito y Checo Perez. 

Las tortas ahogadas.

El chamoy. 

La carne asada, los burros percherones, las tortillas sobaqueras.

Las coyotas.

La tambora, los corridos, la música de banda. 

Las micheladas.

El guacamole, los esquites, los tacos de langosta con frijoles. 

Los cacahuates japoneses.

La charrería. 

El cine de luchadores, el de charros. El del Negro, el de Michel Franco, el de Alazraki. El de Lola la Trailera. 

Teotihuacán, Tulum, Chichen Itzá. 

La quebrada de Acapulco. 

Los hermanos Soler, María Felix, Cri-Cri, las mañanitas.

Las ferias, los palenques. 

El Boing de triangulito que después se aplasta para echar cáscara. 

El frutsi en la rueda de la bici. El carro deslizador Avalancha. 

El Estadio Azteca, la Bombonera, la Monumental, la Arena México. 

En ningún renglón de mi festejo veras la Independencia ni la fecha oficial del calendario. 

 Enlisté algunas de las cosas que festejo como mexicano y que nada tienen que ver con la independencia de México respecto a España, iniciada, si acaso, hace 200 años y que nunca, por el bien de México, acabará por concluir. 

 Sólo Corea del Norte es totalmente independiente y sus ciudadanos son, todos y cada uno de ellos, esclavos. 

 Hay hoy muchas cosas que nos duelen como mexicanos pero nada de ello está peleado con que haya un día al año en el que decidamos celebrar todo aquello que nos une, todo lo bueno que hay en ésta, nuestra tierra y todo lo maravilloso que fluye de ésta, nuestra gente. De todo lo demás nos ocupamos todos los demás días del año. 

 El festejo de la mexicanidad nada quita a la condición de nuestro país, tampoco nos beneficia la falta de festejo que muchos han estado promoviendo. Más bien nos perjudica. 

 Si no tenemos motivos para festejar, para sentirnos orgullosos de vivir aquí y de lo que eso lleva, no tenemos la oportunidad de desarrollar la sensibilidad y el buen corazón que se requiere para tendernos la mano y salir adelante.

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