
Ayer Jorge Romero, diputado local del PAN, vetó a Salomón Achar como miembro honorífico de la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX. ¿Su razón? Ser un pinche judío.
Chulo de bonito, ¿no?
Romerito, así, en chiquito como él, es apodado como el Führer por los achichincles trasnochados que le sirven de paleros en su organización protonazi conocida como Los Ocean, no sale de casa sin su celular, pañuelo e imágenes religiosas, entre ellas una de la Morenita y es un corruptazo que de jefe delegacional pedía un moche del 30% de los contratos asignados.
Ah, también es integrante de la Comisión de Derechos Humanos de la ALDF. Si, ya sé, el chiste se cuenta solo.
Eso si, dice que es muy devoto. Así le dijo a Publimetro:
Soy católico. Todo mi respeto está en la Iglesia, pero toda mi fe está en Dios
A pesar de la evidente repulsión que me causan todos los antisemitas en general, no deja de matarme de la risa aquellos, como Romerito, que se dicen muy devotos y muy creyentes de una religión cuyo principio rector es el amor al prójimo y que está basada en las enseñanzas y divinidad de Jesús, otro pinche judío igual a Salomón Achar.
El 22 de junio de 2013, Romerito y su entonces novia Sandra García Bada, fueron a la Parroquia de San Felipe de Jesús en Cuernavaca acompañados de más de 500 invitados, entre los que estaban Mauricio Tabe, líder del PAN en el DF y gran amigo del novio; Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno; Adrián Rubalcaba, entonces delegado y hoy diputado por Cuajimalpa; Víctor Hugo Romo, entonces delegado y hoy diputado por Miguel Hidalgo y Héctor Serrano Cortés, entonces Secretario de Gobierno, hoy de Movilidad.

Ahí, Romerito y Sandris se hincaron frente a la imagen del pinche judío, escucharon la misa, le pidieron al sacerdote que los bendiciera en nombre del pinche judío, hicieron los votos del matrimonio, comieron una hostia para simbolizar el cuerpo y bebieron vino para simbolizar la sangre y, así, según el rito de la Iglesia Católica, participar del misterio de la Eucaristía y comulgar con el pinche judío.
Tal vez si la imagen que cuelga de la Parroquia de San Felipe de Jesús lo mostrara como probablemente lució, con piel color olivo y de ojos oscuros; tal vez si estuviera desnudo, como era usual que estuvieran los crucificados, y pudiera verse su circuncisión; tal vez así Romerito se habría dado cuenta de que Jesús, en quien deposita toda su fe, fue un pinche judío igual que Salomón Achar.
Me pregunto si Romerito sabe porqué Jesús tenía hostias y vino en la última cena. Es más, me pregunto si sabe porqué se reunió a cenar con sus discípulos. Lo dudo, así que aquí se lo explico.
Jesús, como todos los pinches judíos como él, de antes de él y después de él, se reunió con sus discípulos a celebrar una cena de Pesaj, la conmemoración y recuerdo de cuando Dios sacó a los pinches judíos de Egipto y los liberó de sus esclavitud.

En esa cena, parte de la liturgia consiste en beber vino y comer pan ázimo, de ahí que los tenía a la mano.
También hay un trozo de cordero que simboliza el sacrificio del cordero que los pinches judíos hicieron para marcar sus puertas y que el ángel de la muerte no tocará a sus primogénitos en la última plaga, de ahí que a Jesús sus fieles los conocen también como el cordero de Dios.
Pesaj es una de las conmemoraciones más trascendentes del judaísmo. Es cuando se reconoce al pueblo como uno mismo, cuando se reafirma el compromiso con Dios, cuando se celebra la libertad. Es el recuerdo de los milagros que demuestran el poder y la divinidad de Dios. Es el momento previo a la salida al desierto y la parada en el Monte Sinaí para recibir los 10 Mandamientos fundacionales de toda la vida, de cómo se ve el universo y de cómo hay que comportarse para con Dios y con el hombre.
Eso fue para Jesús toda su vida hasta la última cena, eso ha sido para todos los pinches judíos por más de 5,000 años.
Pero eso no lo sabe Romerito y si lo sabe, se le olvida.
Se le olvida como también se le olvida que los discípulos de Jesús, además de ser en su mayoría pinches judíos, eran los pobres, los menesterosos, los excluidos. Se le olvida que el Sermón de la Montaña es un llamado al amor al prójimo. Se le olvida que lo que ofendía a Jesús más que otra cosa eran los mercachifles y los funcionarios hipócritas y corruptos, así, la gente como Romerito.
Probablemente Romerito supone que Jesús sentiría desprecio por él, por sus corruptelas, sus miedos, sus odios, su racismo, su homofobia, sus pendejadas. De ahí que desprecie a los pinches judíos, correligionarios de Jesús.

Ah, por cierto, igual que Jesús y Salomón Achar, yo también soy un pinche judío.
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