Las ratas en el Senado no acaban de entender que trabajan para nosotros. Por eso, porque no entienden, le cerraron el paso a la Ley 3de3.
Bueno, por eso y por ratas.
La 3de3 es una iniciativa ciudadana con más de 630,000 firmas que propone definir claramente la corrupción a partir de 10 tipos de conductas ilegales: soborno, desvío de fondos públicos, tráfico de influencia, abuso de funciones, enriquecimiento oculto, obstrucción de la justicia, colusión, uso ilegal de información falsa o confidencial, nepotismo y conspiración para cometer actos de corrupción.
También propone que sean obligatorias las declaraciones patrimoniales, de intereses y fiscales para todo funcionario, de forma periódica y pública; directrices para la conducta ética esperada de los servidores públicos; un marco de responsabilidades único para todo el país y los servidores públicos en los tres órdenes de gobierno y órganos autónomos.
Para terminar de amarrar, establece que las personas que denuncien un acto de corrupción, en el que se determine un daño al erario, podrán tener como recompensa un porcentaje de lo recuperado.
Si quieres leerla, aquí está.
La neta es que Juan Pardinas y sus muchachos del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) se lucieron.
Y todo para que los senadores del PRI y del Verde lo echaran para abajo.
Pablito Escudero, senador pluri del Verde, yernito de Manlio Fabio Beltrones y presidente de la Comisión Anticorrupción del Senado (no te rías, oh, te estoy diciendo que no te rías) salió con la chulada de que no, de que la 3de3 viola la constitución al pedir se intervengan las llamadas de los políticos sospechados de corrupción.
Ustedes vienen a pedirnos que violemos la Constitución con intervenciones telefónicas. La verdad es que eso era lo que quería saber. Yo pensé que era un error, pero ahora entiendo que han venido, encabezados por ustedes, 600 mil ciudadanos a violar la Constitución.
Y pues no, la verdad, tiene razón. Luego andan cachando a su patrón, Jorge Emilio González, dueño del Partido Verde, pidiendo una mordida de 2 millones de dólares para gestionar unos permisos para construir un hotel y un muelle. Así no lo podrían chamaquear a sus anchas.
Al que tampoco le gusta eso de que lo escuchen en el teléfono es al coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, pues luego lo cachan en plena movida, como cuando Kamel Naciff (si, el mismo que mandó al #GoberPrecioso a secuestrar a Lidia Cacho para que le dieran unos coscorrones), le encargó que matara la reforma a la Ley de Juegos y Sorteos y, Gamboa dijo ‘Pues entonces va pa’ atrás papá‘.
Gamboa: Vamos a sacar la reforma del Hipódromo cabrón, ya no del juego, del Hipódromo.
Naciff: ¿Para qué?
Gamboa: Para hacer juego allí, cabrón.
Naciff: ¿Cómo?… (Pausa) ¿Bueno?
Gamboa: ¿Cómo lo ves?
Naciff: No, no la chingues.
Gamboa: Entonces lo que tú digas, cabrón, por allí vamos, cabrón.
Naciff: Dale pa´ atrás, papá.
Gamboa: Pos entonces va´ pa atrás, esa chingadera no pasa en el Senado.
Naciff: A güevo.
Gamboa: Ok.
Naciff: Pos a güevo.
Gamboa: Te mando mi cariño.
Ha de dar penita que todo México se entere que recibes órdenes de Kamel, que matas iniciativas porque él te lo ordena, quién sabe a cambio de qué y bueno, ni que decir de cuando le mandas tu cariño. Pos a güevo, diría Kamel.
Seguramente por eso Gamboa dijo que no le gustaba eso de que quien denunciara actos de corrupción se ganaría una recompensa, porque se desataría una cacería de brujas.
Don Emilio tiene razón, creo yo, pues se trata de que los únicos que ganen de la corrupción sean ellos, no se vale que los ciudadanos de a pie como tú y yo también saquemos raja. Eso solo pasa en los cuentos.
Como buen Don, mandó a uno de sus muchachos más duchos a hacerle el trabajito a la 3de3 y dejarla chimuela: Raúl Cervantes, si, el mismo que ya se soñaba Ministro de la Corte, que había pedido licencia en el Senado un año antes para estar listo cuando Peña Nieto le lanzara el hueso y que el año pasado vio que hasta nuestra sociedad tiene límites de hartazgo a su política de cuachalas. No se le hizo.
Tras el trabajito de Escudero y Cervantes, la 3de3 dejó de ser la misma de antes, ni sus más cercanos la reconocen.
Adiós a la obligación de transparencia y manos limpias. Ahora los políticos escogerán si hacen públicos o no los montos, valores, especificaciones, ubicaciones de inmuebles y demás contenido de su declaración patrimonial, de sus cónyuges y dependientes económicos directos. Lo mismo para la declaración de conflicto de intereses.
Llegaron al punto del cinismo de proponer que cuando el corrupto regrese la lana que se robe, no se le sancione. Como dirían los Poetas Huevos: Qué huevotes, me cae que qué huevotes.
¿Sabes cuántos van a escoger sacar sus trapitos al sol? Exacto.
Para que te des una idea, solo 96 de 500 diputados lo han hecho y del gabinete presidencial, sólo uno, Pepe Calzada, secretario de Agricultura, cosa que le molestó tanto al preciso que el 6 de abril llamó a una reunión de todo el gabinete con el único propósito de cagarselo.
Según Salvador García Soto, así les dijo Peña a sus muchachos:
Aquí el único que puede tomar decisiones soy yo. Nadie más puede tomar decisiones a título personal.

Mientras tanto, las ratas de dos patas —y peor, de dos manos— siguen robando que da gusto, siguen sirviéndose del dinero público para negocios privados, siguen preguntando, con tono ofendido, que qué nos pasa? que porqué tan encabronados si aquí todo está a toda madre?
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Si, ajá, ¿y su nieve?
¿Hasta cuándo, eh? ¿Hasta cuándo?
Te descociste??? ojalá lo lean y hagan conciencia esos sucios y puercos q habitan en la casa de las leyes de nuestro Pais.