Andrés Manuel de Macuspana, Primero de Su Nombre, Rey de los Mexicanos.

Ayer López rompió la caja, quemó lo que quedaba de la República, dio el tiro de gracia al orden constitucional y la división de poderes.

Alabado sea su majestad Andrés Manuel de Macuspana, Primero de Su Nombre, Rey de los Mexicanos y de los Pueblos Originarios, Señor de los 32 Estados y Protector de la Nación.

Nuestro monarca firmó un edicto real (memorándum, le llamó) en el que instruyó a sus súbditos y ministros hacer caso omiso de la Constitución. Ésta, desde ahora, es solo un compendio de sugerencias y buenos deseos, así como su Constitución Moral. La Ley Fundamental de nuestro país es y será su Soberana Voluntad; lo que se le hinchen los huevos, pues.

La orden real no tiene desperdicio. Aquí la inserto completa:

Desmenucemos:

Nuestra Alteza Serenísima del Ganso Cansado empieza, como siempre, echándole la culpa de todo a sus chivos expiatorios favoritos: los neoliberales, los extranjeros, los de arriba, la mafia en el poder, el pasado.

Después miente.  Dice que la reforma educativa no ha mejorado la calidad de la educación en el país, cuando todos los indicadores y mediciones objetivas demuestran lo contrario. Él, como es su costumbre real, tiene otros datos.

Se queja Nuestro Señor de que «este conjunto de modificaciones legales (fue) impuesto mediante actitudes autoritarias y recurriendo a campañas de descrédito» y procede a hacer justamente eso: dar un manotazo autoritario y recurrir a una campaña de descrédito.

George Orwell estaría orgulloso, me cae.

Nos aclara a los súbditos que, si bien todos somos iguales, hay unos más iguales que otros. Los menos iguales de los iguales son los maistros de la CNTE.

Nos hace saber que, como no le alcanzan los votos en el Congreso para hacer lo que le da su regalada gana, entonces de todas formas va a hacer su regalada gana porque ni modo de que no lo haga.

Él no es el florero. Él es quien manda aquí. Faltaba más.

Remata su edicto citando a San Benito de Juárez «nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho» dice al cierre. Nos recuerda así que a ese prócer de la Patria nada le importaba más que el derecho y la ley, excepto el acabar con sus enemigos. Maximiliano y Miramon murieron fusilados, ¿sabía usted?

La otra máxima de San Benito de Juárez era: «No te metas con mi cucú o te parto la madre«, mejor conocida por su versión para toda familia: «El respeto al derecho ajeno es la paz«.

En toda, TODA, la historia del PRIAN nunca ningún Presidente tuvo el descaro de emitir un memorándum ordenando se ignore la Constitución.

¿Es éste el Cambio Verdadero? ¿Neta? ¿Todavía es uno honor estar con Obrador? ¿Dónde está la izquierda que dio sangre y vidas luchando justo en contra de esto?

Esta ahí, junto a Pablo Gómez, lamiendo la bota del dictador. Pablo Gómez, el que ha hecho una vida y milagro de decir que participó en el movimiento del 68. El que ha usufructuado la muerte a ráfaga y bala de sus amigos que dice y dice y dice haber presenciado. Ese Pablo Gómez.

¿Qué sigue? ¿Otro memorándum ordenando que se ignore las suspensiones en un amparo? Mmm. Qué conveniente habría sido uno de esos cuando El Encino, ¿no?

El asunto no es menor ni se limita a los maestros, la educación pública, la CNTE.

No. Esto es una probadita de lo que está por venir.

En otro texto escribí sobre la dictadura que teje el Peje. El tejido está completo. La dictadura es ya una realidad.

Cuando nos despertamos, el dinosaurio no solo seguía ahí. Era un Tirano-sauro Rex que rugía gustoso mientras sus rémoras lamían sus huevos y nos preguntaban «… y dónde estabas tu cuando ___(agregue aquí la pendejada del pasado de su preferencia)___ …».

Estaba aqui mismo, chairo. Dando la batalla que tu ya abandonaste.

La Constitución no es solo un libro de hueva lleno de leyes que recitamos en la clase de civismo y que nadie entiende ni vuelve a leer.

La Constitución es, fundamentalmente, lo único que protege a los ciudadanos de los excesos del poder.

La Constitución nos da derecho a pensar y decir lo que queramos, a llevar la fe que nos convenza, a que no nos encarcelen o confisquen nuestros bienes arbitrariamente, sin juicio, sin razón.

Sin ella, no somos ciudadanos, somos súbditos, ciervos, del Tlatoani que se siente en la Silla del Aguila y sus esbirros.

Cuando el Presidente emite un memorandum que instruye a las autoridades a ignorar la Constitución, tu y yo, los ciudadanos de a pie, nos quedamos sin escudo, sin defensa.

Hoy es la reforma educativa. ¿Mañana? Mañana viene la libertad de prensa. Ya nos lo advirtió: «si se pasan ya saben lo que les pasa«. Pasado mañana será la propiedad privada. La próxima semana será la garantía de audiencia antes de ir a la cárcel.

Así, entre memoranda, aplausos y porras de los solovinos oportunistas apologistas del régimen es como muere la democracia.

Para los que dicen «México no es Venezuela«, ayer México dio el primer paso para ser Venezuela, el mismo paso que dio Venezuela cuando decía que Venezuela no era Cuba, el mismo paso que dio Cuba cuando decía que Cuba no era la Unión Soviética.

Ese paso.

El paso del dictador y sus apologistas.

 

Romper para crear. La Presidencia de la destrucción.

Héctor Aguilar Camín tuvo manos de profeta. En la novela “Morir en el Golfo”, dio a luz al personaje Lázaro Pizarro, un líder que en la novela hacía las veces de Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, el antiguo dueño del sindicato petrolero.

Pizarro se forjó en Veracruz, estado petrolero del trópico. Forjó, tiempo pasado de la acción de dar forma al metal a golpe de martillo y fuerza de calor. Perdió dos dedos en un torno. Perdió a su esposa e hijo en el parto porque no tuvo dinero para llevarlos al hospital. Salió del infierno a golpes, vengando a su esposa, destruyendo a sus adversarios.

Pizarro se hizo el amo de su mundo, un mundo que él controlaba a plenitud.

Reparte trabajo. Consigue becas. Ayuda con trámites. Financia máquinas de escribir y de coser para rifas. Consigue pensiones alimenticias. Fondea huelgas. Su mano es besada por un par de indígenas de Zongolica.  Se levanta temprano.

El retrato del Tata Cárdenas en todas sus oficinas en plan de inspiración y santo patrono.

La lealtad es lo primero en la vida”, le dice a uno de sus chalanes al que le consiguió la presidencia municipal de Poza Rica y diez millones de pesos para pavimentar las calles.

Pizarro construyó su propio tren que recorre la selva veracruzana. Ese tren da servicio a la Mesopotamia, el complejo agrícola que levantó para la soberanía alimentaria del sindicato.

Él avanza la revolución socialista, piensa apoderarse del capital, de las fábricas, de la producción; todo por la vía pacífica, desbancando a los extranjeros y a los empresarios con sus precios de garantía y productos subsidiados.

Pizarro no tiene propiedades ni dinero propio, no le interesan.

Lo que le interesa es el poder.

No saben lo que es la necesidad del poder, la necesidad de poner cada día, cada hora del día, cada minuto de cada hora todos los huevos en la canasta porque en cada jugada es ganar o morir.”

Ese enunciado es la filosofía de vida de Lázaro Pizarro. También podría ser la de Andres Manuel López Obrador.

La presidencia de López es la llegada al poder de Pizarro.

Romper para crear”, lema preferido y modelo de acción de Pizarro es también el de la Cuarta Restauración.

Éste régimen está convencido de la necesidad de destruir para poder construir.

Canceló el aeropuerto.

Está derogando la reforma educativa.

La confrontación entre el “Pueblo Bueno” y los «Fifis Conservadores” están erosionando la unidad nacional.

Desmanteló el Estado Mayor.

Los “Super-delegados” son un atentado contra el Federalismo.

Despidió a los trabajadores técnicos del SAT.

Llenó a la Comisión Reguladora de Energía de incompetentes.

La COFEPRIS va a convertirse en un área de la Secretaría de Salud.

Ha dejado sin presupuesto al INEGI.

En tres años, cuatro de los cinco miembros de la junta de gobierno del Banco de México habrán sido nombrados por él y adiós autonomía.

El avión presidencial está convirtiéndose en chatarra por capricho.

Dejó los Pinos.

El Tren Maya arrasará con la selva Lacandona.

La distribución de gasolina.

La generación de electricidad.

La Fiscalía General es encabezada por su Fiscal Carnal.

El INE está constantemente bajo ataque.

El Seguro Popular fue desfondado.

Las estancias infantiles canceladas.

La Corte con dos ministros incondicionales y ahora quiere sumarle cinco más.

La democracia disminuida por la revocación de mandato.

Lo que se acumule ésta semana.

No por nada López ha llamado a su Presidencia la Cuarta Transformación de la vida nacional.

En su narrativa, las primeras tres destruyeron lo que había antes de ellas y dieron forma a un México diferente y mejor: la Independencia rompió el yugo de España y nos hizo libres, la Reforma separó la Iglesia del Estado y nos hizo soberanos, la Revolución rompió con el Porfiriato y nos dio reparto agrario, soberanía de la tierra, fin a las tiendas de raya y la explotación campesina.

Así, igual, sobre los escombros del neo-liberalismo, bajo la guía de la Honestidad Valiente se levantará la República Amorosa del Cambio Verdadero en la que Juntos Haremos Historia. México será un lugar en el que, por el bien de todos, siempre serán Primero los Pobres, una Mesopotamia, como la de Pizarro, que abarcará al país entero.

Pero, ¿y después de López?

Las instituciones que con tanto esfuerzo construimos durante estos 30 años tienen su razón de ser.

Nos protegen de un Tlatoani no tan sabio, no tan misericordioso, no tan santo.

La Presidencia de López es la llegada al poder de Lázaro Pizarro, con sus filias, fobias, y estilos. Es una presidencia en la que las líneas de la realidad y la ficción política se van borrando.

Los excesos y ocurrencias de nuestros autocrátas han sido siempre el freno a nuestra prosperidad y desarrollo. Por eso hemos batallado desde siempre para limitar el poder de nuestros caudillos, por eso levantamos las barreras que hoy el Presidente ha decidido derrumbar.

¿Y cuando ya no esté él, quién o qué podrá defendernos?

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