Para López la riqueza no se crea ni se destruye, solo se reparte

López y su gobierno parecen creer que la riqueza no se crea ni se destruye, solo se reparte. En la mañanera del lunes dijo “Ya nada de rescates al estilo del periodo neoliberal, que les daban a los bancos, a las grandes empresas, no, que ni estén pensando en que van haber condonaciones de impuestos u otros mecanismo que se usaban antes. Si tenemos que rescatar a alguien, ¿a quién tenemos que rescatar? A los pobres, por el bien de todos, primero los pobres”.

Coincido con el fin del Presidente (si, ya sé). Hay que rescatar a los pobres. Sobre todo hay que rescatarlos de sus rescatadores, salvadores y defensores profesionales; esos que, como López, han hecho una carrera de medrar con sus necesidades, pero ese es otro tema.

Los pobres, los no tan pobres y los ricos, todos, necesitamos salir adelante de esta crisis y para eso vamos a necesitar dinero.

Ese dinero, esa riqueza, tiene que crearse. No existe en un vacío ni se da por generación espontánea.

La riqueza se crea así: Lorenzo es panadero. Su horno tiene capacidad para hornear 10 bolillos al día, bolillos que vende a peso y de los que tiene una utilidad del 30%. Los 10 pesos diarios que vende Lorenzo los deposita en el banco. 7 los usa para pagar a sus proveedores y 3 para sus necesidades.

Lorenzo se ha dado cuenta de que todos los días, cuando se le terminan los 10 bolillos, hay otras diez personas haciendo fila para comprar a los que les dice que ya no tiene bolillos, que pasen mañana. Su esposa Carmela, que es la fuente de todas las buenas ideas en la vida de Lorenzo, le dice que ponga otro horno y así podrá vender más pan.

Lorenzo va con Mariasun, la que le hizo el primer horno, y Mariasun le cotiza uno nuevo en 100 pesos. Lorenzo no tiene 100 pesos, pero si 30. Va con Roberto el banquero, le explica la gran idea de Carmela y el banco le presta los 100 pesos que necesita. Esos 100 pesos no son del banco, sino de los ahorradores como Lorenzo que guardan ahí su dinero para no tenerlo abajo del colchón.

Lorenzo va con Mariasun y le paga los 100 pesos. Mariasun deposita esos 100 pesos en el banco de Roberto. Gira un par de cheques para Andrea y Pablo, sus empleados, con los que les paga el sueldo.

Andrea y Pablo depositan su sueldo en el banco de Roberto y sacan un crédito para comprar un coche y una casa. Pagan el coche a la agencia y la casa al desarrollador y la agencia y el desarrollador pagan a sus empleados y compran maquinaria e insumos a empresas que a su vez hacen lo propio y así, los 10 pesos que Lorenzo religiosamente deposita en el banco de Roberto se convierten en una bola de nieve que da sustento a millones de personas.

Todas estas personas y empresas, o casi todas, pagan impuestos. Así es como el gobierno se hace de dinero.

Hay gobiernos que toman esa riqueza y la invierten en hacer más riqueza. fondos de inversión soberanos que compran acciones en compañías exitosas. Hacen obra pública como caminos, puentes y, aeropuertos que derraman riqueza y sirven para conectar alas personas y al comercio. Compran o desarrollan tecnología que hace más fácil la vida de sus gobernados.

Digo, hay gobiernos, no el nuestro, pero los hay.

La riqueza también se destruye: Los impuestos mal gastado son un destructor de valor. El derroche en obras faraónicas sin sentido. La cancelación por capricho de proyectos y programas públicos que funcionaban. El abuso de poder por encima de la ley que da al traste con la confianza de los inversionistas. El terrorismo fiscal.

¿Te suena familiar?

Exacto.

Yo estoy de acuerdo en que parte del ejercicio de gobierno es distribuir adecuadamente la riqueza para que aquellos con menos oportunidades puedan salir adelante. Tenía razón López cuando decía “Por el bien de todos, primero los pobres”. Pero “primero los pobres” no puede significar “pinches ricos, que se jodan”, ni mucho menos puede ser “solo los pobres, los que no sean pobres, que se jodan”.

¿Cómo piensa López rescatar a los pobres? Con repartos directos de dinero. “Estamos enviando por anticipado a los adultos mayores su pensión, ya la dispersión en bancos comienza hoy (…) vamos a otorgar créditos en las Tandas de Bienestar y vamos a aumentar para que llegue a más gente, los que tienen talleres, pequeños comerciantes, ayudarlos. Es parte del plan de recuperación, primero los más necesitados”.

También le pasa el costo directo de la crisis y la recuperación a las fuentes de trabajo. Firmó un decreto, sin atribuciones legales para ello, que establece que las fuentes de trabajo deben permitir la ausencia de personas vulnerables al #COVID19. Las empresas, por supuesto, están obligadas a otorgar el salario íntegro por un mes.

Nuestro gobierno no entiende que para poder repartir la riqueza, primero tiene que haber riqueza. No entiende que no entiende

Si las fuentes de trabajo no tienen apoyos del gobierno en momentos de crisis, esas fuentes de trabajo, chicas, medianas y grandes, se van a cerrar. Ningún empresario, por buena persona que sea, por más responsabilidad social que tenga, va a sacrificar el bienestar propio y de los suyos en favor del de sus empleados. Nadie come lumbre.

Si Mariasun tiene que pagar sus impuestos y sus créditos y no le alcanza para mantener a Andrea y Pablo como empleados, los va a correr. Tal vez eso implique que no pueda hacer el horno de Lorenzo. Sin ese horno, Lorenzo no solo no va a vender más bolillos, sino que no va a tener para pagar el crédito al banco. Si el banco no recibe el dinero de Lorenzo y el resto de sus acreditados, no puede pagarle al propio Lorenzo y los demás cuentahabientes los depósitos que tienen ahí: no puede regresarles el dinero que les está guardando.

Tampoco va a haber dinero para impuestos y sin esos impuestos, el gobierno no tendrá para repartir riqueza, ni apoyos, ni tandas, ni pensiones, ni nada; mucho menos para construir el Tren Maya, Dos Bocas o Santa Necia.

Si la gente no tiene dinero, no puede comprar pan, ni el que les vende Lorenzo ni ningún otro … y si no lo compran, algo harán para obtenerlo pues de hambre no se van a querer morir.

López está a tiempo, puede rectificar. Hacer una quita generalizada o escalonada porcentual de impuestos, ampliar el plazo para declarar y pagar, dar mensualidades sin intereses o con intereses bajos, dar estímulos o apoyos a sectores estratégicos, ampliar el catálogo de deducciones y condonaciones, esas que le chocan al presidente.

No queda de otra.

Si el gobierno no entiende que la riqueza se crea y se destruye, no solamente se reparte, entonces lo único que habrá en México será pobreza y de esa sobrara para dar y repartir.

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López y el coronavirus van a matar varios mexicanos.

López y el coronavirus van a matar varios mexicanos.

Lo que ha pasado en estas semanas demuestra que López es fundamentalmente inepto (intelectual, moral, temperamental y psicológicamente) para ser Presidente. Le quedó grande la silla, pues.

Cualquiera con dos dedos de frente puede imaginar que un presidente enfrentara al menos una crisis inesperada durante su mandato y en ese momento, el juicio, la templanza, su capacidad de escuchar y hacerse asesorar y el discernimiento del presidente, su carácter y capacidad de liderazgo, son realmente importantes.

El problema es que López desconfía y descree del conocimiento técnico o científico. Él considera que no lo ha necesitado para alcanzar todas sus metas, incluida la Presidencia. Es más, él lo desprecia como una especie de barrera de acceso entre “las élites” y “el pueblo bueno”. Para él todo el que sabe algo que él ignora es un tecnócrata, conservador, neoporfirista.

La virulenta combinación de ignorancia, inestabilidad emocional, demagogia y venganza con la que se conduce López más que resultar en una presidencia fallida podría muy bien conducir a una catástrofe nacional.

La pinche idea de que López y su “fuerza moral” van a guiar al país en estos tiempos me hace un nudo en el estómago y por nudo en el estómago quiero decir me cago de miedo.

Sin duda, López no es responsable ni del coronavirus ni de la enfermedad que causa y no podría haber evitado que golpeara nuestro país incluso si hubiera hecho todo bien.

El problema es que lo ha hecho todo mal.

López desmanteló el sistema de salud mexicano. Yo no sé si lo hizo porque estaba plagado de corrupción (qué sigue estando) o porque el seguro popular era un logro de Calderón (qué lo sigue siendo aunque ya no exista) o porque quiso mostrar a las farmacéuticas y los distribuidores quién manda (y ellos han hecho lo propio).

Lo cierto es que despidió doctores y enfermeras, hay desabasto de medicinas y no hay capacidad de atención en los institutos de salud pública.

Así estábamos antes de la crisis, pero como dice un refrán de esos que le gustan citar a López “Éramos muchos y parió la abuela”.

Ahora, además, enfrentaremos escasez de ventiladores y suministros médicos, y los hospitales, públicos y privados, pronto pueden verse abrumados por la insuficiencia de camas.

Si crees que la escasez de papel de baño ha complicado tu vida, no tienes ni puta idea de lo que viene.

Esto va a causar no solo muertes innecesarias relacionadas con el coronavirus, sino también muertes de aquellos que padecen otros padecimientos que no tendrán acceso inmediato a la atención hospitalaria.

Leíste bien: mucha gente se va a morir.

Podríamos enfrentar una escasez de ventiladores y suministros médicos, y de camas en hospitales si el número de casos de coronavirus fuese controlado con las medidas de seguridad recomendadas por la OMS.

Pero no.

Día tras día tras día, López ha negado descaradamente la realidad, en un esfuerzo por mantener vigente la narrativa de que él se debe al pueblo, de que el conocimiento no es necesario, de que su fuerza moral redentora nos protegerá, de qué hay una conspiración conservadora contra su gobierno.

Ojalá que López tuviera razón.

Ojalá, pero son mamadas.

Tristemente él y nosotros estamos en el proceso de descubrir que no se puede maromear para salir de una pandemia. No hay nadie que pueda hacerle al coronavirus lo que Irma Eréndira Sandoval le hizo a las propiedades y la corrupción de Bartlett: mentir al respecto y hacerlas desaparecer.

La información errónea y las mentiras del presidente sobre el coronavirus son de no mamar. Ha llegado al punto de decir que no es para tanto y pedir a la gente que se abrace.

Estamos frente a un fracaso en el liderazgo nacional que se deriva de un defecto en el carácter de López.

López es tan impulsivo, miope e indisciplinado que no puede ni pensar más allá del momento.

La personalidad del presidente lo hacen no solo inútil para lidiar con esta crisis de salud pública, lo hacen francamente perjudicial.

Él sabe que nada será igual.

Su gobierno podrá dar de manotazos, la mañanera podrá seguir siendo el show de las acusaciones y descalificaciones pero será solo un cascarón hueco.

Los familiares de la gente que se muera por la falta de atención médica no podrá seguir creyendo en el Mesías de Macuspana.

López y su necedad e ineptitud van a matar a miles de mexicanos.

Soy un macho en rehabilitación.

Qué buena está.

Si le hacía el favor. Con dos chupes más, hasta se las pedía.

Es cancha reglamentaria.

Ya alcanza la luz.

O sea, si está buena, pero ¿y después de coger, qué? No hay eternidad más larga que el camino de regreso a su casa.

Wey, esa vieja siempre trae esa faldita a los exámenes órales. Seguro cuando se traba, le aplica la técnica Basic Instincts a los sinodales.

Todo el semestre echa la hueva y a la hora del examen oral, saca diez. Ya me imagino el oral que dio.

Esas viejas que vienen a la universidad de MMC’s nada más echan a perder la curva de todos.

En el primer semestre dices —Pinche vieja bigotuda—. Ya para el quinto te da el síndrome de Piolin y dices —Me pareció ver una linda gatita.

Llega un momento en la peda en qué te das lo que sea. Estás en estado de —No te quiero, pero te necesito.

Me cae de pelos, es buena onda y coge rico, pero ya pasaron tantos por ahí que ni pedo, es vieja de un ratito.

Abusado, wey. Esa vieja es bien lista. Te da diez y las vueltas.

El pedo de contratar mujeres es que se embarazan y tienes que pagar tres meses sin que trabajen y luego les da nostalgia el bebé y se van y toda la capacitación y esos tres meses se van a la mierda.

Esa magistrada revive su divorcio en cada caso que resuelve, por eso es culera con los hombres.

Esa se casó por la lana. Ya sabía desde novia que ese wey era así e igual se casó. ¿Ahora qué anda chillando?

Si te contrato, ¿no vas a salir después con que me caso? ¿Verdad?

Ponte falda, le enseñas las piernas al secretario, le sonríes y le pides que nos haga el paro.

Cuando vayas a ver a ese juez, te vistes discreta porque si no, se va a pasar todo el tiempo viéndote el escote y no va entender nada de lo que le vas a explicar.

La lista es eterna. Podría seguir y seguir y seguir y seguir.

Todas estas son frases que he dicho o me han dicho mis amigos. Algunas de ellas, también me las han dicho mis amigas. Todas son reales. TODAS.

Un amigo en la universidad desarrolló el “cubometro”. Era una escala de cuantas cubas necesitabas traer encima para “darte” a una chava. Todas nuestras compañeras tenían su ranking en el cubometro. Yo no lo inventé y yo tomaba vodka, no cubas, pero también contribuí al cubometro. Es más, lo exporté a mi grupo de amigos y todas nuestras amigas de ese entonces también estaban rankeadas. El cubometro. No mames, el cubometro.

Otra lindura era la pasante con el sobre. —Se lo entregas en propia mano al licenciado X—. En el sobre solo una nota que decía ‘Mira mi pasante nueva.’— Recibí seis o siete de estos sobres de mis amigos en corporativos. No mandé el mío, no por falta de ganas, sino porque el tiempo de mis pasantes era muy preciado para mi. El tiempo. No su dignidad. El. Tiempo.

Ya ni qué decir de la sabroseada. En la explanada de la Ibero, en los restaurantes de Polanco, en los antros, en las calles, en las tiendas, en los parques y las banquetas, en el deportivo, el metro.

Donde fuera.

Dónde sea.

Mirar y admirar el físico de una mujer es casi automático. —Lo que está a la vista, está a la vista—, he dicho. Y bueno, en mesas con amigos, vaya, es de rigor interrumpirnos los unos a los otros a medio chiste, historia, anécdota u argumento cuando va a pasar una niña para que la veamos y comentemos.

Yo nunca he sido violento con una pareja, pero sé de quien si lo ha sido, lo es, y nunca he dicho nada ni ha cambiado mi relación con ellos. Ni qué decir de todos de los que no sé, pero sospecho. Hoy me siento un cobarde, peor, un cómplice, pero no sé bien qué haré al respecto.

—Éstas últimas semanas me han hecho abrir los ojos. A las mujeres les cuesta el doble de trabajo lo que los hombres damos por hecho. No mames. No se vale.

—¿Qué tanto tiene que ver tu indignación con que seas papá de hijas?

—Muchísimo. Tal vez la mayoría, pero no es todo. Me agravia en mi sentido de justicia, del deber ser.

—Es un buen comienzo.

Soy un hombre blanco privilegiado, producto y beneficiario del heteropatriarcado, pero estoy en rehabilitación. Como todas las rehabilitaciones, el primer paso es admitir el problema. El segundo es ofrecer mis sinceras disculpas. Paso a paso. Un día a la vez.

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