Si algo nos enseña Pesaj es esto: que de la mano unos con otros y con la bendición de Dios podemos sobreponernos a todo, incluso a la esclavitud y al peregrinar por el desierto.
Cuando la plaga de los primogénitos, Dios nos ordenó quedarnos en casa para que la muerte nos pasara de largo.
La plaga de los primogénitos pasó, salimos a la calle, salimos de Egipto, salimos de la esclavitud. Se abrió el mar y lo cruzamos. Después de andar en el desierto, llegamos a la tierra de leche y miel.
Lo mismo pasará ahora: Hoy, con ésta plaga, también debemos quedarnos en casa para que la muerte nos pase de largo.
Pero la plaga pasará y se irá.
Saldremos a las calles más libres de lo que éramos ayer, habremos aprendido que muchas de las ataduras que nos habíamos forjado no eran necesarias y nos las habremos sacudido, nos habremos dado cuenta de que lo realmente importante siempre ha estado en casa y dentro de nosotros.
Vendrá el cruzar por el desierto: el hambre que viene, la crisis que ya está, los negocios, empleos y oportunidades perdidas.
Pero el desierto se acabará. Lo cruzaremos juntos, cobijados por Dios y de la mano de nuestros seres queridos.
Llegaremos a la tierra de leche y miel.
A ti, amiga, amigo querido, te deseo lo mejor para ti y los tuyos, en este día y en todos los días.