
Si eres pobre durante la Cuarta Restauración, mejor no te enfermes. Ya si te enfermas, lo mejor es que sea de algo sencillo, barato, que no requiera de medicinas ni de atención médica. Si tienes la mala suerte de ser pobre y enfermarte de algo serio, algo así como cáncer o COVID, lo más seguro es que te mueras.
No habrá medicinas, ni doctores, ni material de curación. No habrá ni camas siquiera. Serás un mártir en el altar de la Austeridad Republicana, amén.
El reporte más reciente del colectivo Cero Desabasto es demoledor: El desabasto de medicamentos en pacientes oncológicos ha tenido un repunte de casos (+188%) durante el segundo cuatrimestre de 2020. El no surtimiento de medicinas es más común en las enfermedades crónicas y de mayor gravedad como diabetes, hipertensión y los males de alto costo como cáncer, VIH, epilepsia, Parkinson o insuficiencia renal.
La cosa se complica si consideramos que, según el Inegi, el año pasado 663,902 de las 747,784 personas que murieron fue por enfermedades y problemas relacionados con la salud, o sea el 88.8%. Las enfermedades del corazón, la diabetes y el cáncer fueron las tres causas más frecuentes.
El desabasto ha sido tal que, según datos del propio IMSS, uno de cada cinco pacientes se fue a su casa sin los medicamentos indicados en sus recetas. El Instituto no las tenía. Tuvieron que comprarlas en las farmacias privadas.
Así que medicinas para los pobres no hay.
Y eso antes del COVID.

México acumula más de 90 mil muertos y casi un millón de casos confirmados. Somos el 4º país con más muertes provocadas por el bicho maldito, sólo por detrás de Estados Unidos, Brasil e India, pero a decir del Presidente, vamos aplanando la curva, venciendo al virus.
El Presidente promete y asegura que cuando haya una vacuna contra el COVID habrá suficientes dosis para todos y, además, gratuitas. Si, aha. Durante éste año se dejaron de aplicar 2.8 millones de vacunas, sobre todo contra influenza, sarampión y paperas. No se aplicaron porque no había. La gente iba a sus clínicas y nada. Y esas son vacunas que existen hoy en el mercado. Imagínate el problema de adquirir, distribuir y aplicar más de 120 millones de dosis de una vacuna que todavía no existe.
De la atención médica mejor ni hablamos. No hay suficientes doctores, enfermeras, camilleros ni personal de atención en el sector salud. No lo hay porque los despidieron o se murieron. Tan solo en 2019, antes de la pandemia, el IMSS corrió a 741 médicos y enfermeras que laboraban por honorarios. Réstale los 1,885 miembros del personal médico que han caído en la línea de batalla contra el COVID.
Diría cualquier merolico del poder que lo que pasa es que no hay dinero y que el que hay se ha ido por el caño de la corrupción, pero no es cierto. Dinero hay y se ha ido por el caño de los caprichos presidenciales.

A estas alturas del año pasado el IMSS tenía un subejercicio de 21 mil millones de pesos. Ese dinero se tenía presupuestado para medicinas, material de curación y, equipo médico. 21 mil millones que no se gastaron en el sector salud y que fueron a dar adonde el Presidente haya ordenado: el Tren Maya, Dos Bocas, Santa Necia; ve tu a saber.
Y todo esto es en el sector formal. En el sector informal se pone peor.
Quien trabaja en la economía informal vive al día. Si hoy no sales a vender, hoy no comes. Por mejor administrado que seas, tus ahorros te servirán de poco. Tarde o temprano habrá que salir a la calle. Ese es el dilema de casi el 60% de la fuerza laboral nacional.
Para estos pobres no hay seguridad social, ni incapacidades médicas, ni indemnización por despido. Los informales que se enferman no solo dejan de ganar el sustento diario de sus familias sino que tienen que pagar 387 pesos diarios por cama en el Insabi en vez de los 87 que les cobraban con el Seguro Popular; una consulta, antes gratuita, ahora les cuesta de 400 a 500 pesos.
La salud de los pobres es un problema que a López le tiene sin cuidado. Esos pobres pobres a los que tan caro les sale ser pobres son los mártires a sacrificar en el altar de la Cuarta Restauración.
Por eso, si eres pobre, no te enfermes.
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Si eso no es gobernar a la ocurrencia, no sé qué sea.
Estimo esto es criminal y espero sea llevado a los tribunales, él y su flamante «subsecretario » de «salu» (por aquello de la «austerida»)