Favor de leer el siguiente párrafo a ritmo de la canción “Sergio el bailador”:

🎶Llegó, llegó. Llegó, llegó. Ya llegó, Felix el violador. Llegó, llegó. Llegó, llegó. Ya llegó, y será gobernador.🎶

Y si. Cómo la 620, estación de radio AM que escuchaban nuestros abuelos, Felix es la música que llegó para quedarse.

Llegó porque López lo llevó. Se quedará porque López lo puso. Será gobernador porque López así lo quiere. Su grey obedecerá, votará y al diablo con las (presuntas) violaciones.

Félix es impresentable desde endenantes.

Cualquiera que haya estado en Acapulco entre 2005 y 2008 vio como el narco se hizo del control desnudo del puerto. Felix era el presidente municipal, pero los Beltrán Leyva y «La Barbie”, eran los que partían el queso. ¿Qué digo partían el queso? Eran los dueños del queso, del cuchillo con el que se partía y del plato en el que se servía.

Todos los vimos en los antros y discos de Acapulco, en sus restaurantes, en sus calles y playas. Todos sabíamos de sus casas en Las Brisas y en Diamante, fáciles de distinguir por los escoltas con armas largas en las puertas y esquinas.

Fue tal el descrédito que el PRD lo dejó en la congeladora hasta que el Mesías de Macuspana lo cubrió en su manto redentor y lo hizo senador junto con Nestora Salgado, que no es su pariente, pero comparte su afinidad por la violencia y su desprecio por la ley (pero esa es otra historia).

Aún en la congeladora partidista, Félix se ha mantenido como un cacique poderoso en su tierra como director local del periódico La Jornada, desde dónde brindó apoyo mediático y logístico a los Abarca en su campaña para la presidencia municipal de Iguala.

Si, esos mismos Abarca que apoyó López y que luego fueron los que mandaron quemar a los estudiantes de Ayotzinapa porque les estaban echando a perder un acto de campaña (esa también es otra historia).

Desde su poder Félix ha hecho lo que ha querido. Desde pleitos callejeros estando borracho o grifo, cobrar comisión por todo lo que se construyó en Acapulco durante se gobierno, ser socio silencioso de todos los bares y restaurantes que tenían que pasarle su mesada para que no los clausurara, hasta (presuntamente) violar a, al menos, 3 mujeres.

Todo esto se sabe. No es nuevo. Como tampoco es nuevo el estilo de vida que se da sin que nadie pregunte como es que alguien que sólo ha sido servidor público y empleado de un periódico puede costear lujos como sus motocicletas, sus coches, sus relojes, su casa en la playa.

Diría Chico Che, 🎶¿Quién pompo? Tararan, tararan. ¿Quién pompo? Tararan, tararan. ¿Quién pompo esas cositas, quién pompo?🎶

Pero, ¿por qué Morena lo hizo senador y lo hará gobernador? y ¿por qué López lo defiende?

Ah, pues por tres razones. Ahí te van:

1. López no se equivoca.

En Morena y en el gobierno esto es un dogma de fe.

Nunca, ni en los dos años de gobierno, ni antes tampoco, hemos visto a López reconocer un error. Él es la voluntad del pueblo hecha persona y, como tal, es infalible. Aunque el más visible de esto es el tema del aeropuerto, ejemplos sobran.

Si él ya dijo que Félix es el candidato, él ya dijo y se acabó.

2. El feminismo es el único movimiento real que le ha hecho ruido a la Cuarta Restauración.

Las manifestaciones. Las pintas. Las preguntas incómodas en la mañanera. El reclamo por la dignificación de la menstruación y la eliminación del IVA a los productos para atenderla. El enojo por la cancelación de guarderías y albergues para mujeres violentadas. Los gritos y protestas porque las están violando, las están matando. Todo esto ha abierto un frente de desgaste a un gobierno que se dice Liberal y de Izquierda (no lo es, pero eso es otra historia).

La vida del presidente López le ha demostrado que el que cede, pierde; lo que resiste, apoya. Demostrar quién manda aquí es uno de los principios rectores y pilares principales de su gobierno.

No hay forma de qué López esté dispuesto a ceder ni tantito a la presión de un movimiento que considera opuesto, o por lo menos, distinto, al de su gobierno, sus intereses, su lucha que es la única lucha que importa, que cuenta. Prefiere perder la elección que cambiar de candidato. Prefiere meterle mano a la elección, que perderla.

3. López y la mayoría de su partido son machistas.

En Morena hay muchas militantes que se ostentan como feministas. Olga Sánchez Cordero, Citlali Hernández y Estefanía Veloz, son las más visibles, pero no las únicas. También son una minoría que cuenta poco o nada en las decisiones reales del gobierno o del partido. Son flores de ornamento. Sirven para que se llenen la boca de decir que este es un gobierno y un partido incluyente para las mujeres.

La verdad es que Morena es un partido de machos, para machos y por los machos. Es un reflejo del conservadurismo moral, social y religioso de su mesías.

Lo vemos en su oposición al derecho al aborto, en la desaparición si programas de salud reproductiva, en la burla y el desprecio por el reclamo social de la violencia contra las mujeres. Su lugar es en la casa, preparando de comer, haciendo las labores de lugar, cuidando de los niños y de los viejitos. Así las ven.

Por eso poco le importa a López, a Mario Delgado, a Ricardo Monreal y al resto de la pandilla el que Félix haya o no violado a estas mujeres. Como dije hace años en mi texto #SiMeMatan, para ellos ellas tienen la culpa de que las hayan violado. Si, fue su culpa, por putas. Mira como se visten. Checa nada más como bailan. Son unas calientahuevos. Siempre andan prendiendo el boiler y, a la mera hora, se rajan de meterse a bañar; y linduras cómo estas.

Así que Félix se quedará como candidato a la gobierno de Guerrero por Morena y las mujeres que están convencidos de la causa de la gestión de López tendrán que hacer de tripas corazón.

Pero esta puede ser la punta de la madeja que acabe por deshilachar a la cuarta restauración.

Las mujeres, todas las mujeres, deben tomar conciencia de lo que está pasando, de lo poco que las mujeres y sus problemas le importan a este gobierno y a su partido. Los hombres que por nuestra condición somos ajenos a las vicisitudes de las mujeres, debemos solidarizarnos ellas.

Todos, mujeres y hombres, debemos preguntarnos si al presidente y a su partido no les importa llevar a un violador a la gubernatura de un Estado, ¿qué más están dispuestos a hacer y a dejar pasar con tal de lograr sus ambiciones de poder?

Todos debemos hacernos esta pregunta y todos debemos votar en consecuencia.

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