Mi Ciudad, la que se cae pero no se rompe. 

 Fue un 19 de septiembre.  No habían discursos especiales para ese día. Los relojes marcaban las horas. Nadie dejó flores en los parques. La gente despertó, desayunó, fue a la escuela o al trabajo o a la biblioteca o al supermercado o al gimnasio o a no hacer nada. Nadie vestía de luto. BebesContinueContinue reading “Mi Ciudad, la que se cae pero no se rompe. “