Alberto, querido;

Hoy en tu cumpleaños te escribo para decirte lo mucho que te quiero. También para decirte algunas otras cosas que quiero que recuerdes bien si es que Alz Heimer y su primo, Franco de Terioro, empiezan a hacer de las suyas. 

Estás abriendo el año que cierra los 30’s. Hay mucho que celebrar. Música, maestro. Fanfarrias, por favor. ¿Ya? Ok. 

Ahora que se acerca el cuarto piso y los misterios del guante de látex (el que entendió, entendió) vienes cerrando también la crisis adelantada (cataclismo, dirían los enterados) del mid-life. 

La neta es que ha estado divertido. Hasta adoptaste un perro. —Hola, Bolt. 

Los buitres y tu hicieron su reto barba. Si, ese que dejó siscadas a tus hijas al punto de que te dejas de arreglar la barba una semana y ya te preguntan que si otra vez te la vas a dejar larga y te piden que por favor no. Tu mujer ni pío dijo. Es una santa, me cae. 

SOA te tiene con ganas de una moto y sueñas con una Bonneville Triumph pero, ¿para qué le haces al cuento si sabes que no te la vas a comprar?

En éste año que termina te ganó la cosquilla, dejaste de apuntar el dedo hacia afuera y te lanzaste al ruedo de la política. 

Primero con Vamos en Grupo sin saber bien a bien cómo, presentaste tu iniciativa popular. Ora nomas falta que la aprueben los diputados. —¡A ver a qué hora, eh!

De ahí te invitaron a coordinar una campaña y tu, como el Borras, dijiste si. Viste de cerca una elección, la panza de la bestia. Te emocionó y te gustó. También perdiste. 

Otra vez tu señora, ni pío dijo mas que para echarte porras. ¿No te digo que es lo más mejor que te ha pasado en el mundo mundial?

Tus socios también aguantaron vara.  Hoy tu despacho es un sueño hecho realidad. Todos los días vas a trabajar con tu papá y tus mejores amigos. Qué chido partir el pan y la sal con Elias, Eddie, Isaac y Jack. 

Y tu equipo, todos los que hacen la firma, que no se te olviden. El mas chimuelo masca tuercas, escupe fuego y se muere en la línea. 

Entre pairos y derivas, te encontraste el tiempo de terminar Lo Que Mata No Es La Bala. Ojalá que haya alguna editorial a la que le guste la sangre desmedida y no le asuste el sexo rudo y te la publiquen. Ya si, además, las buenas conciencias te hacen el favor de vetarla, más mejor. 

Debes dar gracias de día y de noche que estas rodeado de gente maravillosa que te adora. Suena fácil, no lo es. Hoy en día la gente en general está más sola que nunca. El teléfono en el que te escribo esto se ha convertido en un instrumento que acerca superficialmente a los que están lejos y aleja profundamente a los que están cerca. 

Tu esposa es un ser extraordinario. Aquí entre nos, tiene que serlo para vivir contigo. Es el amor de tu vida y no puedo creer que pudiste vivir 25 años sin ella. Lleva 13 años siendo tu compañera, tu mejor amiga, tu confidente, tu porrista, tu hombro, tu luz, tu guía, tu sol, tu luna, tus estrellas. Te ama incondicionalmente, por tus virtudes, con tus defectos. Ella te va a ti. Tu con ella siempre. La neta todavía no sé ni qué te ve. Suertudote. 

Tus hijas no son todo lo que alguna vez soñaste, no. Tus sueños más guajiros nunca han dado para tanto. Cada día, cada una, te enseña lo que es la vida. Tumbarse a nombrar estrellas, bailar con su sombra al son de la música que llevan por dentro, la certeza de que Dios es mujer, perseguir luciérnagas para dejarlas ir, hacer joyería de hilo y cuentas, dar vida a hadas y sirenas, volar. Apenas unas letras no te alcanzan para decir lo cuanto y lo todo. 

Tu papá sigue siendo tu mejor amigo. Es también tu mentor, tu socio, tu maestro, tu ejemplo. Si, pero mas que nada tu amigo. Está contigo, sano, entero. Su mente sagaz siempre acompañada de esa facilidad y paciencia para explicarte el universo y otros misterios mayores. 

Tu mamá, tu amiga que siempre ha soplado viento bajo tus alas, que te enseño a perseguir las estrellas con los pies en la tierra. Está contigo, sana y entera. Su voz, dulce y cariñosa que te dice siempre lo mucho que te ama. 

Ioset, siempre puesto a tu grito de «¡A la carga mis valientes!» Siempre respondiendo por lo alto «¡Vamos!» y preguntando por lo bajo «¿Adonde, Al?», cabalgando a tu lado sin importar donde sea ese adonde. 

Dan, la primera niña de tus ojos. Sigue, todavía, treinta años más tarde abrazada de tu barzo, esperando a que Gretel aviente a la bruja al horno.   

Tus cuñados, tus suegros, tus concuños, tus sobrinos, tus primos, tus tíos, tu abuela y los abuelos, tíos y primos de tu esposa. La gran familia que es tu familia. 

De tus amigos, ni hablamos. Según FB tienes más de mil, pero tu y yo sabemos que los cuentas con los dedos de las manos. 

Nada mal para ir cerrando los treintas pero, ¿sabes? Lo mejor está por venir. 
Feliz cumpleaños, Al. Te quiero. 

Al. 

PD. Vales chorros, nunca cambies. ;=)

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